domingo, 12 de octubre de 2014

Racismo académico.

¡VIVA ESPAÑA Y VIVA LA VIRGEN DEL PILAR!




Inicialmente, esta entrada iba a tratar sobre la Teoría de las Inteligencias Múltiples, desarrollada por el científico Howard Gardner.
Pero recientes acontecimientos, han producido un giro inesperado al tema de estas líneas.

Cuando el miércoles a mediodía llegué a casa, decidí echar un vistazo a la red social “twitter”, como suelo hacer normalmente.
El destino quiso que me topara con un  Tweet publicado por una cuenta cuyo propósito oficial es ironizar inocentemente sobre el mundo de la ingeniería, pero que en realidad su único pasatiempo es arremeter contra los estudiantes de Magisterio.
Y cuando digo arremeter no me refiero a simplemente hacer alguna que otra broma. Esta cuenta insulta, menosprecia, ridiculiza y utiliza el sarcasmo (cosa que siempre he odiado, ya que desde hace tiempo llevo notando que las personas que lo usan se sienten superiores a los demás y su objetivo es herir) contra los futuros maestros.

Comenzaré esta entrada sacando a relucir este texto escrito por mi amigo Eduardo, autor del blog “La Tertulia de Fornos”:

“Ciencias, el reducto de los inteligentes y capaces. Humanidades, la colmena de los fracasados. Por otro lado… Bellas Artes, la gran marginada, la cloaca del vago, el raro y el perro flauta antisistema. Esta es la visión general de la ciudadanía de a pie sobre los tres senderos académicos y el problema llega cuando los mismos alumnos adquieren estos prejuicios sobre sí mismos y los cultivan hasta diferenciarse entre sí sólo por el recorrido académico elegido”.

Estas bellas y acertadas líneas, casan perfectamente con la problemática que he sufrido por parte de la cuenta antes mencionada.
Como iba diciendo, en el Tweet que encontré, sólo hallé críticas y críticas para los profesores, los cuales,  desde mi punto de vista, ejercen una profesión muy importante para la sociedad, que es nada más y nada menos que transmitir conocimientos.
¿Los profesores? Qué va, no son importantes. Sólo nos han enseñado todo lo que sabemos…


Pues bien, quizá lo que había publicado esa cuenta el miércoles, no fuera de las peores cosas que había leído, pero fue como afirma el dicho popular “la gota que colma el vaso”.
Ya estaba harta de leer escritos en los que se tachaba de tontos e inútiles a los maestros, y decidí responder al Tweet con un comentario respetuoso pero contundente.

Llegados a este punto, he de aclarar que esta cuenta goza de un gran apoyo popular, en torno a los 50.000 seguidores, por lo que al instante tenía cientos de interacciones (respuestas al Tweet). Unas me apoyaban y animaban (pequeña minoría) en otras seguían reiterando sentirse superiores, y continuaban metiéndose con los maestros. Incluso llegaron a insultarme por ser católica.

Personalmente, no me quita el sueño que una calaña de desconocidos, maleducados y pusilánimes me insulte a través de una pantalla.
Lo que me quita el sueño, es el racismo académico que se está infiltrando en nuestra sociedad y que amenaza con colarse por todos los entresijos, hasta que no quede ni un solo brote sano.
Para entender mejor esto, propongo el siguiente experimento mental:


Imagínese por un momento un olivo situado en medio de una solitaria y extensa llanura de los campos de Castilla, en una calurosa tarde de verano.
Un transeúnte pasa y tira una colilla encendida por la ventanilla. Al principio, no sucede nada, pero al cabo de un tiempo, la maleza seca, propia de la estación, empieza a arder, arrasando todo por lo que pasa: los campos cuidadosamente labrados por los labradores, la maleza, que ya nunca podrá volver a agitarse al compás del viento, mientras el sol le arranca destellos dorados,  y… destruye el olivo.
Al principio, sólo ataca al tronco, pero va extendiéndose hasta que alcanza las ramas y las hojas.
Y en menos que un ingeniero critica a un maestro, ya ha ardido la totalidad del árbol.

-El descuidado transeúnte, serían todas aquellas personas que critican por mero placer y se consideran superiores a la población que ha estudiado determinadas carreras.
-La colilla, es el medio por el que se transmite el desprecio y la cobardía. Es decir, sería la semilla del mal. En mi caso, la red social Twitter.
-El olivo es el alma de las personas que componemos esta sociedad.
Antes del incendio, está sana y tranquila, pero tras él, han surgido el odio, el desprecio y todos los sentimientos negativos.

Llegados a este punto, me pregunto, ¿realmente alguien se puede sentir superior a otros por su formación académica?
Ya  sean ingenieros, médicos o economistas, nadie tiene derecho a considerar a alguien inferior por la carrera que haya estudiado.
Personalmente, opino que la raíz del problema está en esta absurda división entre ciencias y letras. Con este sistema, se priva al alumno de poseer un conocimiento general de todas las áreas del saber.
A medida que vas aprendiendo y progresando, te percatas de que en realidad, todo el conocimiento está increíblemente relacionado entre sí, aunque a primera vista asignaturas como Matemáticas y Literatura difieran en grado sumo.

Seguramente, la voz de una joven que se dedica a escribir ensayos y publicarlos en un blog por puro placer no tiene mucha importancia. Por ello os traigo un argumento de autoridad irrefutable: René Descartes:



"La sabiduría humana es el conjunto de todas las ciencias: es como un árbol cuyas raíces son la metafísica, el tronco la física o filosofía natural, y las ramas las otras ciencias, principalmente la medicina, la mecánica y la moral. Todas las ciencias son consecuencia del uso de la razón, que es una y la misma con independencia del campo al que se aplique".




¿Qué pasa si a un árbol le quitas las raíces? Muere. ¿Y si talas el tronco? Fallece.
Lo mismo pasa con la sabiduría, todas las ciencias deben coexistir en la mente de cada persona, sin importar que sea ingeniero o filósofo.
La física y la metafísica no pueden vivir la una sin la otra, son, como ya hemos visto,  las raíces y el tronco del sistema orgánico mencionado.
Ya conocen la opinión de Descartes, ahora juzguen ustedes mismos.

Dejando a un lado la división entre estudiantes, abordemos la cuestión del reconocimiento social.
¿Por qué un médico está más valorado que un sociólogo?
La respuesta es ésta: falta de personalidad.
Hemos llegado a un punto en el que nos dejamos llevar tanto por modas, que incluso nuestra decisión al elegir carrera, está determinada para los convencionalismos sociales (personalmente, los detesto).
¿Qué vamos a hacer cuando tengamos millones de médicos pero ni un solo ingeniero que construya el puente que nos permita transportarnos hasta el hospital?
¿O cuando construyamos millones de fábricas pero no haya filósofos que ideen sistemas políticos para defender los derechos de los trabajadores?
Y así podría continuar con una lista que se prolongara hasta el infinito.

Para iniciar el siguiente punto a debatir, les adjunto la siguiente cita de Einstein:




“La imaginación es más importante que el conocimiento”.


En la absurda e injusta prueba de acceso a la Universidad, comúnmente llamada “PAEG”, “PAU” o “Selectividad” (dependiendo del partido político que gobierne), los coordinadores de las pruebas se han esforzado tanto por privar al alumno del placer de inventar y pensar por sí mismo, que uno de los factores a la hora de evaluar una pregunta es el espacio que haya ocupado en el papel, en vez de la calidad de lo escrito.
Bien que lo lamento.
Los comentarios de texto están tan mecanizados, que el alumno se puede aprender un modelo de memoria, y escribirlo tal cual en el examen.
Los alumnos que son considerados “más inteligentes y capaces”, son aquellos que se limitan a dar la razón al profesor, hacerle la pelota  y a memorizar el contenido sin detenerse a pensarlo.
Como dijo Einstein:

“La memoria es la inteligencia de los tontos”.

Se premia al alumno con mejor promedio, en vez de al más trabajador.

En resumen, tras leer este ensayo (el primero, dicho sea de paso), el lector podría pensar que soy una anti-sistema que disfruta criticando el más mínimo fallo.
En realidad, lo único que trato es aportar mi granito de arena dando a conocer mi punto de vista, por si eso puede ayudar a alguien, ya que vivimos en una sociedad que demanda un gran cambio, una nueva manera de entender la política, la educación y todo el conjunto de asuntos sociales.

Pero sobre todo, vivimos en una sociedad dónde este escrito no valdrá nada.

¡El mundo está enfermo!



4 comentarios:

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    1. ¡Muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado :) Jo, Me gustaría saber quién eres.

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  2. Estoy de acuerdo en la existencia de este racismo académico y sus consecuencias. Pero yo no estoy tan seguro que sea un convencionalismo social. Me explico, el valor de la enseñanza ya sea un profesor de lengua o una profesora de física es el mismo. Sin embargo todo surge a raíz de lo de siempre. Muy en el fondo la gente no busca un bien general si no el interés propio: el dinero . Esto nos lleva al típico: ¿cuanto cobra un tal o un cual? . El "valor" de la profesión no es la inferioridad o superioridad respecto a la categoría del conocimiento de estas.

    Por otra parte, el analisis que has hecho de la estructura profesional actual : no podria estar mas de acuerdo.

    Saludos.

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    1. ¡Tienes toda la razón! Pero en esta entrada he preferido realizar un análisis de la educación basándome en las ramas de conocimiento y en los aspectos psicológicos y sociológicos, dejando a un lado los económicos.
      Pero ya que lo mencionas: como bien es sabido, vivimos en la sociedad del consumo. Lo que a la mayoría de la gente le importa al final del día es el dinero que hay en su bolsillo.
      Poca gente valora el esfuerzo que suponen trabajos como albañil, fontanero, barrendero o limpiador.

      Gracias por pasarte y comentar.
      un saludo.

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